Los primeros tiempos

Los griegos focenses fundaron en el sur de estos territorios una ciudad llamada Massalia (actual Marsella). De esta época se tienen los primeros datos e informaciones sobre la Galia y los galos. Los griegos llamaban keltoi (que significa en griego: los audaces, debido a su gran valor), en general a los que se conoce como celtas, pero en estas regiones utilizaban también el nombre de Galatia y gálatas Γαλατης para designar la tierra y sus habitantes. Este término de gálata se refiere tanto a los habitantes europeos como a los que se establecieron más tarde en Asia Menor, fundando la región de Galacia. Los celtas se han llamado siempre a sí mismos galiain, o sea: galos. Estos dos términos de Galia y galos se siguieron empleando después de la conquista de Julio César para designar las provincias romanas que se extendían por estos territorios y se conservaron hasta el final de la dinastía Merovingia, al menos en los documentos de la época. Más tarde, y ya en plena época de la dinastía Carolingia perteneciente al Reino de los francos surgió el término de Francie (Francia occidentalis) que designaba los territorios de la antigua Galia romana.

En la Galia no existía ninguna unidad política ni tampoco territorial. No constituyen un Estado organizado sino un conjunto de pueblos compuestos por tribus diferentes y de distintas etnias. Si había algo que uniera a este conjunto de tribus era el comercio bien desarrollado, que llegaba bastante lejos, basado en la industria de la metalurgia, muy desarrollada.

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